Roxana Greco

Roxana levantaba su pelo ensortijado, se colocaba una hebilla mecánicamente, señal de estoyenmicasaynecesitoponermecómoda , y se disponía a planchar una pila descomunal de ropa tras habérsele frustrado un paseo anhelado, aunque no fuese la culpa de nadie más que del destino que prefirió dejarla una vez más acicalada, para terminar haciendo las compras en el supermercado. Fue entonces el turno de las compras y de la plancha; contra la suerte no se puede, no hay caso. Cuando el pobre se divierte, blablabla... dice el refrán... blabla... si pusiera un circo, me crecerían los enanos , blablabla, pensaba Roxana Greco pasando la plancha al compás de la música y absorbiendo el aroma delicioso del calor mezclado con el enjuague para la ropa... un aroma de fresias y jazmines, sutil, fragancia a limpieza, a relax. Roció con un poco de esencia de bambú antes de guardar su columna policromática de ropa de cama, toallas, camisetas, camisones y medias. Se oía de fondo la música elegida, en este ...