Extraña

Ella es extraña y no extraña nunca a nadie. Es el ser más desapegado que conocí en mi vida, aunque sería mejor caracterizarla como indiferente, lo cual sí es grave, mientras que el desapego puede llegar a ser sano. Ahí radica su mayor rasgo de extrañeza, en la apatía hacia los demás seres vivos, sean personas, perros, gatos u otras formas de vida. Habita sola una casa grande poblada de grandes plantas que se cuidan solas por obra y gracia del espíritu santo, que no han visto una tijera de podar en su vida entera, que producen vida sin recibir nada a cambio por parte de ella, de la extraña. Lo peor es que la extraña es bella, sana de cuerpo, aunque de la mente no estoy tan segura. A veces me pregunto si se hace la excéntrica para llamar la atención, para no ser una más de la masa, o si realmente hay algo que le baila en el cerebro a la hora de ver la vida y tomar algunas decisiones. Quizás vea y sienta todo a la inversa, y le sea natural ese ostracismo que logró ahuyenta...