Elba


La llamaron Elba porque nació al alba, y como Alba era ya la madre, la hija sólo poseería la variante de la E, que la conduciría por otros caminos, otras experiencias de vida, una senda quizás zigzagueante al contar con dos vocales y no solamente con una repetida: Elba-Alba, e a, a a. 
Elba asomó su tibia cabeza húmeda llena de placenta, a las horas en que el sol despunta y la aurora se instala, un rato, ese instante mágico que perdura lo justo para no morir de estremecimiento ante belleza tal, y permanece lo suficiente como para poder gozar del milagro sin la ansiedad por el tiempo que se va. 
El padre se llamaba Bautista y él mismo bautizó a la niña en las aguas del mar, aquel verano en que la hija deseada cumplió dos años. Y los tres juntos jugaron en la playa durante horas, mirándose, riendo y no pensando en las miserias humanas que opacan lo puro. Porque Alba y Bautista eran buenos y así permanecieron en la memoria de Elba para siempre, como dos almas gemelas que se habían encontrado y que pudieron unirse y juntar sus pasos en aquella playa en donde antes sólo un par de huellas dejaba la marca de la soledad. 
Y Elba, quien había nacido al alba, fue una mujer feliz porque no siempre tuvo lo que deseaba, pero siempre fue muy amada, bien amada; Elba, hija del alba, bautizada por Bautista en saladas aguas...




Dedicado a mi amiga Giselle Aronson

Comentarios

Gi ha dicho que…
Y pensar que yo te tiré un nombre y una frase, lo parió!
Gracias por todo!
Raquel Barbieri ha dicho que…
De nada, Gisi

Te quiero :)
Jeronimo ha dicho que…
Que poêtica esta descripciôn de Elba, hija de Alba, bautizada por Bautista, pero en aguas saladas, no en aguas del Jordän, como Jesùs por el original San Juan Baptista. Por el comentario anterior tu amiga parece ser Laluz de quien partiò la idea del cuento. En una cena conocî el domingo a una dama llamada Aida. El nombre no era por tener padres amantes de la ôpera, sino que le pensaban poner Adasa y el registro civil dijo que tal nombre no existe y anotaron Aida por parecido. Pero el destino quiso que ella, investigadora de ciencias, amara mucho la òpera, como vos, querida Raquel, investigadora del alma humana. Besos
Jerònimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

¿Sabés algo? Cuando yo lo leí después de escribirlo, me pareció un poema en prosa, así que me alegra que vieras poética la descripción de Elba.

La señora que se llama Aída tuvo suerte porque Adasa suena tan diferente... a - a - a
Quizás su nombre Aída, la condujo hacia la ópera.

Besos y gracias :)
Anónimo ha dicho que…
bien trabajado!
Raquel Barbieri ha dicho que…
Gracias, Cucaracho :)
Jeronimo ha dicho que…
Estoy ansioso de leer una nueva entrada tuya en este blog, cuyos cuentos me gustan tanto. Besos
Jeronimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

Prometo solemnemente que mañana habrá nuevo cuento aquí.
Me alegra que te gusten mis cuentos.
Beso :)

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