Elba
La llamaron Elba porque nació al alba, y como Alba era ya la madre, la hija sólo poseería la variante de la E, que la conduciría por otros caminos, otras experiencias de vida, una senda quizás zigzagueante al contar con dos vocales y no solamente con una repetida: Elba-Alba, e a, a a.
Elba asomó su tibia cabeza húmeda llena de placenta, a las horas en que el sol despunta y la aurora se instala, un rato, ese instante mágico que perdura lo justo para no morir de estremecimiento ante belleza tal, y permanece lo suficiente como para poder gozar del milagro sin la ansiedad por el tiempo que se va.
El padre se llamaba Bautista y él mismo bautizó a la niña en las aguas del mar, aquel verano en que la hija deseada cumplió dos años. Y los tres juntos jugaron en la playa durante horas, mirándose, riendo y no pensando en las miserias humanas que opacan lo puro. Porque Alba y Bautista eran buenos y así permanecieron en la memoria de Elba para siempre, como dos almas gemelas que se habían encontrado y que pudieron unirse y juntar sus pasos en aquella playa en donde antes sólo un par de huellas dejaba la marca de la soledad.
Y Elba, quien había nacido al alba, fue una mujer feliz porque no siempre tuvo lo que deseaba, pero siempre fue muy amada, bien amada; Elba, hija del alba, bautizada por Bautista en saladas aguas...
Dedicado a mi amiga Giselle Aronson
Comentarios
Gracias por todo!
Te quiero :)
Jerònimo
¿Sabés algo? Cuando yo lo leí después de escribirlo, me pareció un poema en prosa, así que me alegra que vieras poética la descripción de Elba.
La señora que se llama Aída tuvo suerte porque Adasa suena tan diferente... a - a - a
Quizás su nombre Aída, la condujo hacia la ópera.
Besos y gracias :)
Jeronimo
Prometo solemnemente que mañana habrá nuevo cuento aquí.
Me alegra que te gusten mis cuentos.
Beso :)