Melpómene

Ya empezó la vida enviándome destino a latigazos cuando me entregó por esposo a Horacio, y entonces comprendí que algún episodio fuera de lo convencional me esperaría a la vuelta de cualquier esquina. Un marido común puede llevar otro nombre, jamás Horacio y menos si éste es escritor, particularmente poeta. Esperaba despertar de un sueño inducido por alguna fiebre tropical y darme cuenta de que a mi lado dormía un hombre común, o nadie.
Allí estaba Horacio con su rostro greco-romano, con su respirar fuera de lo común y sus fuertes brazos sosteniéndome con delicadeza.
Un día, nació nuestra hija, a quien yo deseaba llamar Mia, Emma o Violeta. Horacio decidió que se llamaría Melpómene porque él era poeta y sentía que este bebé lo había inspirado como la musa al otro Horacio, y siendo yo una mujer tan musical, no podía más que ser la madre de una Melpómene. Insistí con vehemencia, primero con argumentos estéticos, que Melpómene suena a melaza con pomelo, a miel en pomo, a cualquier cosa menos a lo que a mí me gusta que huela y suene el nombre de una hija mía.
No hubo caso. Los ojos de Horacio se encendieron por primera vez con fastidio hacia mí y entonces me envalentoné y le grité: - ¡Pobre ignorante el que entrega semejante karma a una niña dándole el nombre de una infeliz!
Horacio bajó la mirada, fue hacia su dressoir y me mostró cuántos cuentos y poemas nos había escrito a ambas durante los nueve meses que esperamos ver los ojos verdes de nuestra pequeña.
Me conmovió; ya no pude hablarle de karma ni de lo feo que sonaba a mis oídos tal nombre entre melodía, pomelo y meneo. Acepté por mi amor a él, pero la vida no mira al costado y me alegro de estar muerta para no tener que ver cotidianamente lo que me ha llegado por otras bocas, el saber que mi hija, al igual que aquélla de la antigüedad, pasó de ser la musa de la música a la de la tragedia y vaga por allí arrastrando dolor.
Pese a su belleza, inteligencia y a todo el amor que la rodeó, jamás encontró la felicidad.







Comentarios

Jerónimo ha dicho que…
Cuando estaba en el secundario, en la clase de latín (en esa época era obligatorio estudiar latín) el profesor, quien también enseñaba historia, nos dio una regla mnemotécnica para acordarnos los nombres de las 9 musas:
"tum peccet". Qué buena debe haber sido la regla, que ahora, muchos años después todavía me acuerdo:
Thalia
Urania
Melpomene
Polyhymnia
Erato
Kleio (o Clio)
Kalliope
Terpsichoré

Claro, esta memoria no significa que alguna vez me gustaría haber puesto el nombre de una musa a alguna hija, entiendo totalmente a la mujer de Horacio que se opuso a tal desatino. Pobre criatura, que infeliz resultó ser con esta imposición de la que representó la tragedia cantada, con una máscara de mueca de dolor. Thalia por lo menos era alegre, pero quizás Horacio no lo era, qué mala suerte para su mujer e hija.
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

Voy a usar la regla "tum peccet". Me parece buenísima.

¿Vos te imaginás qué espanto ponerle Melpómene a una nena?
Si tuviera que elegir de la lista, me quedaría con Kleio o Clio, solamente por una cuestión estética, pero soy enemiga de poner nombres extravagantes.

Me quedo con Mia, Emma y Violeta, además de Enikö, claro.

Gracias :)
Jerónimo ha dicho que…
Lo que pasa raquel que Clio (o Kleio en griego) me recuerda a una marca de auto. Clñaro que ponerle Melpomene a una nena es cruel. Violeta es muy linda, Emma es algo anticuada, no te parece A menos que sea moderna en italiano, vos sos la experta. Mia suena bien en inglés, pro no me gusta en castellano, si alguien se dirige a ella, parece que la tuviera en su posesión. Enikö es realmente preciosa, suena muy poética.

Me doy cuenta que para usar la regla "tum peccet" debía poner todos los nombres en latín, es decir Calliope y no en griego Kalliope. Sorry por la fallita
Jerónimo
Isabel chiara ha dicho que…
Estoy de acuerdo, y también me aplicaré la regla. Aquí se puso de moda componer nombre imposibles de culebrón tipo Jeniffer Eloisa, o Kevin Bernardo. Me río cuando oigo un nombre así, o cuando alguien se llama Patidifusa porque su madre, o su padre, estaba colocado de hierba cuando la inscribió en el registro, jajaja.

De todas formas, lo que quería decir es que me encanta el blanqueo del blog y esta Melpómene que nunca fue feliz vete a saber por qué teniéndo todo lo que aparentemente procura la felicidad.

Pero aún así, Horacio lo haría con todo su amor, el que dejó en el papel, una prueba que nos precede a nosotros mismos.


Ay, chiquilla, qué gusto andar otra vez pendoneando por estas tierras. Y la niña? Y tus clases?

Me dan envidia tus clases de jardinería, y esa casita de pájaros que luego iré a bichear a ver si pillo alguna novia para mi ninfa.

Un besito fuerte, te debo mail extenso y culebrero.
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

Lo gracioso sería que la tal Clio llevara como apellido Rénault.

A ver, a ver... Emma puede llegar a ser anticuado, pero sumamente fino.
Mia es de mujer deseada; Violeta es precioso y fresco, y además pega con apellidos de distintos orígenes. Siempre me encantó ese nombre.
Enikö es el nombre de una hija muy especial, una redentora.

Me encanta jugar con los nombres.
Gracias por la aclaración griego-latín :)

...

Isabella,

Menos mal que estás nuevamente en el mundo de los mortales. Se te echaba de menos, guapa.

Estos nombres cutre como Jennifer Eloísa o Kevin Bernardo me provocan urticaria... Yo creo que hay padres que antes de poner los nombres se mandan dos porros en ayunas al hilo.

En cuanto a la historia en sí, me da pena que Horacio no tuviera en cuenta lo que uno le transmite a un hijo a través de un nombre.

La niña anda bien, luego por mail te contaré un episodio de la semana pasada. Las clases bien también, gracias.
Vente cuando quieras por la casita de los pájaros.

Besos muchos :)
Jerónimo ha dicho que…
Disculpame Raquel, ayer envié mo comentario algo apurado y no lo revisé, ahora me doy cuenta que contenia varios errores de dedo. También te debía la traducción de "tum peccet", por si alguien no sabe latín.
Tum = entonces
Peccet = del verbo peccare (pecar), subjuntivo presente tercera persona.

Claro que tenés razón. Si alguien se llama Clio su apellido debería ser Renault. Podría vender su nombre para publicidad.

Entonces sería Melpomene Melazzi de Pomelo (después de buscar años un hombre de este apellido para casarse). Otras combinaciones (muy tontas) de mujeres casadas podrían ser:

Talia Tahl de Cuali
Urania Planeto de Solari
Melponene Melazzi de Pomelo
Erato Erotica de Porno
Calliope Callol de Silenzi
aunque también
Calliope Calles de Piedi
Clio Renault de Rombo
Euterpe Euler de Terpentinovsky
Terpsychore Bailat de Danzi

Encuentro que Polyhymnia es demasiado cruel, aunque no sé si es peor que Melpomene. Si un padre loco le diera este nombre a su hija, es porque su apellido es Poli. Pero que trabajo le costará a su hija encontrar un marido que se apellide Himen, para que resulte

Polyhymnia Poli de Himen

Y luego en la noche de bodas (ella obviamente se casa virgnen para no mancillar su futuro apellido) resuta que él es gay o impotente.
Apellido intacto!
Perdoname por tantos divagues 8casi todos los apellidos o muy similares realmente existen en la guía telefónica de B.A.)
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Ay Jerónimo...

Cómo me reí y sigo riéndome con tus nombres de mujeres casadas y con la noche de bodas frustrada de la pobre Polyhmnia Poli de Himen. Snif.

Si me permitís, usaré alguno de ellos para mis historias porque son buenísimos... Calliope Calles de Piedi, dedicada con esmero a la pedicuría al igual que sus ancestros... JAJAJAJAJA... Erato Erotica de Porno (WOW), directora de liceo de señoritas, bigote depilado, todo lo opuesto a lo que su nombre indica...

No comento más porque si no, cuento las historias que se me ocurren ahora mismo y está por llegar mi alumna.

Mirá que sos creativo...

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