Generosa

Generosa se despertó con náusea. Había estado soñando que por la fuerza le metían torta de chocolate en la boca, entrándole algunas partículas en la nariz sin darle tiempo a la deglución, por lo que la desesperaba la incapacidad para respirar, teniendo esa mano fuerte de hombre sujetándole el cuello mientras otra mano áspera de una mujer ingresaba la masa (en otro momento deseada) en sus fauces que no daban abasto. De algún modo, conociendo la técnica, le apretaban un punto al costado de la cara que producía la apertura de las mandíbulas... todas esas sensaciones aún persistían vivamente, sobre todo la opresión del hombre y la aspereza de los dedos toscos de una joven bonita, belleza que no condecía con la actitud y mirada sádica, anhelante del ahogo de Generosa.


Quedó tan agotada del sueño, tan fatigada al despertar con la sensación de que alguien oprimía su tráquea, de haber comido abusivamente lo que en realidad ni había tocado, que decidió encender la televisión para cambiar su estado emocional ahora bastante alterado. La náusea comenzaba a mermar. Bebió agua. Todas películas ya vistas, más de lo mismo, nada especial de su gusto. Seguiría buscando.


Generosa se puso tres almohadas sigilosamente; no quería que su marido despertara por sus movimientos ni por el volumen del aparato. A fin de cuentas, Pablo no tenía por qué pagar el sueño alterado de su esposa que poseía tanta vida onírica como en la vigilia. Él no soñaba; quizás no necesitaba hacerlo, o quizás sí pero estaba demasiado cansado como para eso, en cambio ella era un sueño con piernas. Probablemente él fuera distinto de ella hasta en eso, y ésa era la razón misma del quererse tanto: el misterio que uno resultaba para el otro.


El volumen de la película era apenas audible y Generosa no deseaba traer a Pablo a su mundo en este momento tan íntimo después de la pesadilla. Apoyó su columna, luego la cabeza cómodamente, tomó su libro de poemas de József Attila y se sumergió en él, dejando el sonido de la televisión como fondo, más por distracción que adrede.
Las hojas amarillentas iban pasando, hasta que en un momento dado, se apagó la televisión sola, Pablo hizo un movimiento y emitió una especie de ronquido, luego se escuchó un ruido que venía de afuera, un susurro, una línea de aire que ingresaba en la habitación, y Generosa supo que alguien más que ellos dos y su perra, estaba allí.
Dejó el libro de poemas sobre la cama y se dirigió hacia el comedor. La perra no aparecía, Pablo no despertaba y la extrañeza seguía presente.
Generosa salió al patio, subió a la terraza y una mano de hombre a quien por segunda vez no le vio el rostro aunque sí reconoció los vellos del brazo, la tomó del cuello, mientras una joven que ella conocía muy bien, le introducía torta de chocolate hasta ahogarla.




Comentarios

Isabel chiara ha dicho que…
Joder, no sé si es porque se llama Generosa que la atiborraron de torta, muy rica por cierto, pero en cantidades recomendadas.

Es preciosa la portada del libro de József Attila, el fragmento del guernica y esa tipografía que me recuerda los carteles soviéticos del nacimiento del comunismo.

Había algo en uno de los poemas que la llevó a esa muerte tan dulce y empalagosa? O fue que inconscientemente se tragó alguna bazofia televisiva (tipo teletiendas, brujas adivinas o la reposición de la casa de la pradera) y eso la atragantó y ya puesta en órbita decidió cambiar la basura por el chocolate para que el recuerdo postmorten fuera más benigno?

Cuéntame qué pasó con Generosa.

Un besote
Raquel Barbieri ha dicho que…
Isabella,

Por ser tan generosa, terminaron matándola, ya que en general la gente prefiere a los mezquinos, quizás por una naturaleza un poco masoquista y contradictoria del ser humano.
El mezquino es como el indiferente: parece interesante solamente porque no complace.
De todos modos, Generosa estaba con Pablo que es un buen hombre y soñaba con József a quien quizás vio después de muerta.

Besos, querida y gracias por apreciar la ilustración que elegí.
Gi ha dicho que…
Me encanta la torta de chocolate, pero juro que no quisiera una muerte así, ni en sueños!
Beso
Raquel Barbieri ha dicho que…
Gi,

Un día de estos preparo una torta de chocolate y hago una reunioncita... jijijiji

Beso ;)
Gi ha dicho que…
Después de esto, no se si te voy eh?!
Jerónimo ha dicho que…
Uyy Raquel, que cuento tan macabro!
La primera parte me recordó la manera como se alimentan los gansos, forzando granos de maíz en sus picos y luego masajeando sus cuellos para que bajen bien. Así se les atrofia el hígado y luego los gourmands gozan del hígado de ganso asado en su grasa sobre pan de centeno con una tajada de pepino encurtido. O hechos paté de foie, a muchos euors por latita. O mejor un plato que se llama "boda de ganso", con una pata y unas tajadas de hígado al horno más chicharrones (colesterol sube a 800) acompañados por repollo colorado cocinado con manzana agria y puré de papas gratinadas con cebolla frita. Es una delicia, pero mamma mía, me fui del tema y parezco Julia Child, quien pronto llegará interpretada magistral-mente por la inigualable Meryl Streep. Volviendo a Generosa, el sueño era pesadillesco, pero la realidad posterior es absoluta-mente tremenda. Por lo menos si huboera sido algo salado, como salmón ahumado, es morir menos empalagada. Creo que ahora perdí las ganas de comer tortas de chocolate.
Jerónimo
Juan de la Cruz Olariaga ha dicho que…
Mmmmm este relato o cuento corto, tiene muchas lecturas, todas para pensar, me gustó y mucho, me encanta tu forma de desarrollar la narrativa. Pero sabés...cuando visito tu lugar, miro todo, no preguntes porque, pero miro todo, cada detalle, cada fotografía y también leo todo, absolutamente todo y hoy me llevo esta frase tuya hecha en un comentario...

"El mezquino es como el indiferente: parece interesante solamente porque no complace."

Será que aprendí a conocer a la gente por sus pequeños detalles ? no lo sé. Un beso y hasta pronto.
Raquel Barbieri ha dicho que…
Gi,

Vos vení que el objetivo de los atragantadores era Generosa y ya la mandaron con San Gennaro.

Beso:)

...

Jerónimo,

Me dan pena los gansos alimentados de esa forma, pobrecitos...
Yo no sé cómo fuiste a parar a Meryl Streep a partir del cuento de Generosa. Desde el paté de ganso hasta el salmón ahumado, hubo una torta de chocolate que no era tal... mmm... es un cuento simbólico.

Besos :)

...

Juan,

Mil gracias por leerme en los detalles y apreciar cada rincón de mis blogs y mi forma de escribir. ¡Me encanta crear ficción y verterla aquí a ver qué pasa!

Te mando un beso :)
Makiavelo ha dicho que…
Tremendo!!! me recordó a los franceses engordando a las ocas. Tal vez la prota tenga algo de cisne, el cuello quizás.

Besos.
Raquel Barbieri ha dicho que…
Maki,

Me muero por decir qué es lo que quiero significar con este cuento, pero prefiero callar y que cada uno haga su lectura.

Besos :)
Isabel chiara ha dicho que…
Yo ya lo cogí. Creo. Ahora lo he entendido perfectamente. Joder, qué lenta soy.
Jerónimo ha dicho que…
Raquel, te asombraste como llegué a parar a Meryl Streep. Lo que pasa que ella interpreta el papel de Julia Child (film entretanto estrenado en B.A.), quien en una visita a París ha decidido hacer conocer la cocina francesa con el público gastronómicamente inculto de EE.UU. Creó uno de los programs de TV emblemáticos con su voz chillona de pato Donald y logró introducir esas comidas por medio de sus recetas en las gargantas de millones de amas (y por qué no, amos?) de casa de USA. Es entonces una relación simbólica.
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

Qué interesante suena la peli con Meryl Streep; me gustaría ir a verla al cine.

Cómo vamos relacionándolo todo hasta hacer un enjambre que relaciona una ópera con una comida, un cuento de terror con una actriz, un animal con una persona.
Genial.
Besos :)

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