Hembra




No tiene nombre porque hipotéticamente podría ser cualquiera de nosotras que caminara sus propias calles con los ojos cerrados y reconociera cada sitio sólo por el olfato y demás sentidos que no involucran la vista. Ella verá siempre al ciego que necesita ayuda para cruzar, a la anciana que aparentemente estúpida, está en realidad obnubilada por algún signo de confusión mental que la ha hecho perder el norte de su brújula interna. La hembra sabrá que la vieja que cruza por el medio de la avenida con semáforo en rojo no es idiota, sino que quizás tenga Alzheimer o lentitud mental y entonces dude de dónde está y necesite ayuda en la calle, no un insulto.
Hembra  puede haber nacido en Flores, Almagro, Belgrano, Villa Devoto o Mataderos; quizás en el Gran Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe o Entre Ríos, posiblemente Neuquén. Es probable que venga de España, Italia, Hungría o Israel. Puede ser del norte, del sur, y si es porteña, seguramente tendrá en su hablar, una inflexión irritante para los provincianos y seductora para los mismos porteños. Viajará sola sin miedos, tendrá dolores ováricos que callará para no ser quejosa, y enfrentará el mundo desde su perspectiva y no necesariamente desde la de su familia. Será independiente en su pensar y no pedirá permiso, aunque sí perdón cuando sea necesario. Tendrá una dosis combinada de erotismo y candidez que le vendrá naturalmente dada, y no artificialmente impuesta desde afuera.


Ella será singular porque se cree dueña del mundo sólo por haber nacido mujer, y padecerá síndrome de abstinencia al trasladarse a otro país, sintiendo siempre que su ciudad, aunque mugrosa y descarada, antigua y triste, moderna y fantástica, hedionda y agresiva, es el nido en donde guarecerse cuando las defensas emocionales bajan.

La argentina y la uruguaya se refugiarán en charlas interminables con sus amigas, en llantos compartidos en una rueda de mate femenina… y risas, carcajadas emitidas ante cualquier epíteto que le recuerde que las mujeres hemos sido, somos y seremos más expresivas y explosivas que los hombres en cuanto a los sentimientos y emociones. No importa si somos heterosexuales o lesbianas; las mujeres somos mujeres siempre, una acumulación de estrógenos y progesterona que grita desde las tripas, desde el corazón y desde la vagina. Las hormonas trabajan paralelamente a la mente racional, y algunos olvidan o quieren olvidar que las tenemos y pretenden que todos los días nos sintamos y reaccionemos de igual modo… como si fuéramos soldados de algún ejército destinado a cumplir cotidianamente con la tarea de ser bellas, buenas, inteligentes, profesionales, autosuficientes, algo dependientes, amas de casa, cariñosas, desprendidas, lo necesariamente apegadas, sacerdotisas, lujuriosas, sexuales, sensuales, pero sin ir al extremo de ser sexópatas. Debemos ser frágiles y fuertes, administradoras de la paciencia y del dinero. Con nuestros hombres, algo tendremos que tener de madres, un poco de hijas y un touch de hermanas. La mujer perfecta debe ser Venus y Elizabeth, Batichica y Gatúbela, Mimì y Musetta, Carmen y Micaela, el cisne blanco y el cisne negro… nunca una sola de ellas sino ambas a la vez, y está bien que eso se pretenda de una fémina, porque la hembra que se precie de tal, puede con todo. Las otras, las comunes, son simplemente ejemplares en serie del sexo femenino. La hembra es la quintaescencia de la divinidad.

El tema está en que el que requiera de todo eso, se encuentre a la altura de tales pretensiones y tenga algo semejante para ofrecer.




Comentarios

Jerónimo ha dicho que…
Parece que "HEMBRA" (así con mayúsculas) es la representaciòn perfecta de una mujer ideal, la que engloba en su ser todas las propiedades deseables y excelsas de lo que puede ser una mujer. Lamentablemente en la vida real son muchas las mujeres que llamás comunes, las representantes de la divinidad escasean y aunque alguna quizás exista, no todos podrán reconocerla. Los que están acostumbrados de convivir con mujeres comunes, probablemente hasta se sentirían incómodos en presencia de seres tan perfectos y superiores y prefieren mantenerse en el círculo de lo común y ordinario, porque su vida es así más cómoda y sin mucha exigencia.
Besos
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jero,

Quizás, la mujer que para un hombre es perfecta, para otro pasa inadvertida.

Creo que mínimamente sucecen dos cosas: Una es que la mayoría de la gente no puede interesarnos ni atraernos porque entonces, las relaciones serían demasiado mediocres.
Otra cuestión es que la belleza humana de una persona se halla también en los ojos del que la sabe descubrir, porque está viéndola con los ojos del amor.

Con los hombres pasa otro tanto; para una mujer es ideal el que para otra es invisible, y viceversa.

Y el que se queda con una mujer común, es también un hombre común, así que no problem, pues combinan.
Por algo, Tamino está con Pamina y Papageno con Papagena...

Besos y gracias :)

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