Buena



Buena como Lassie, más buena que el pan, buenaza la buena moza, buenísima a la hora de enamorar y hacerse desear, buena amante, buena mandarina, buena pieza… nadie tiene la total certeza de cómo pueda ser ella; sólo sospechas, alguna corazonada, una impresión teñida de la personalidad de quien la perciba malamente, o la idealice al extremo.  Buena mina, no jode, no grita, no contesta, no mató a nadie… como si la bondad se limitara a no matar, como si la bonhomía se tratara de tan poco. Buena para nada… así la llamaba su madre, una mujer por completo ajena al lenguaje de los sentimientos.

Buena porta un nombre raro que no la acompleja tanto estéticamente, como el hecho de que la hace sentirse en extremo responsable y comprometida a llevar una vida santa que no le va del todo, que no le sale naturalmente. Ha confesado sentir como un palo incrustado en su columna que la obliga a estar siempre derecha y erguida, aún cuando querría tirarse en el suelo a descansar, a rodar, a ensuciarse y despeinarse, y reír a las carcajadas casi obscenamente.
Ella cree que nadie llamada así tiene derecho a quejarse, gritar, maldecir, arrepintiéndose o no, a golpear con el puño una mesa o la pared,  y llorar de bronca, impotencia, capricho o simplemente, llorar por el síndrome premenstrual, por no tener ganas de decir siempre que sí a todo. Y en su interior, ella es una persona distinta que muchas veces habría respondido con un no rotundo y en volumen bien audible.

Buena suele tener malos pensamientos, algunas veces, no tan a menudo en comparación con otras personas, pero ella no lo sabe y se siente la peor de todas… Se cree una malpensada criatura. Demasiado exigente consigo misma, prefiere autoexigirse para no dañar a los demás, para dejar a todos contentos y que nada sea su culpa. Se castiga para no castigar, y no se da cuenta de que si dejara fluir su ser más auténtico, no estaría castigando a nadie y ella se sentiría liberada de esa vara rígida en la espalda. Hasta sería más agradable y también feliz, pero no se da cuenta y actúa en base a su pobre interpretación de un nombre incoherente que le pusieron bajo los efectos de un porro compartido por sus padres el día que la anotaron.

Buena chica, good girl, te mereces una galleta por ser obediente, aunque tu madre te descalifique. Toma tu galleta y vete al rincón a chuparla un rato, quizás más tarde le hinques el diente. Good girl… sí, ella vive la vida como si tuviera un guión escrito con apuntes detallados de la puesta en escena, y va revisando a ver cómo se desarrolla la trama para ser agradable y no molestar. Va marcando con un lápiz grueso las partes ya cumplidas, y sigue escribiendo los siguientes capítulos para que encajen perfectamente dentro de su esquema prefabricado, en donde para ser buena, hay que sufrir.


Comentarios

Beatriz ha dicho que…
Buenísimo!...
Conozco a alguien que tuvo (gran parte de su vida) mucha similitud con Buena.
La responsabilidad como sinónimo de aguante, la bonomía como conducta irreprochable,aplaudible, nos anula la capacidad de discentir, de atrevernos, de equivocarnos en los estudios, en el trabajo, en el amor, en la vida. Sufrir para complacer. Exigirse para no defraudar.
Esta "Buena"(que yo conozco) se dió cuenta un día, por suerte, que había que saber decir no puedo, no quiero, no lo sé, y que transgredir las reglas(las impuestas por la moralina absurda de aquellos que nos califican cuando las obviamos), a veces nos hace más auténticas, más felices.
Y aprendió a no seguir en el agotador intento en la búsqueda de la perfección. Que los errores no son una derrota, sino un aprendizaje.
Un fuerte abrazo, amiga-

¡Ah!... que creo adivinar que tú vas a saber quien es la "Buena" de la que yo hablo.
Aronson ha dicho que…
Las Buenas sufren. Me dió ternura, me dieron ganas de aliviarla, invitarla a hacer maldades y reírnos luego. A veces hace tan bien...¿Venís con nosotras?
Raquel Barbieri ha dicho que…
Beatriz,

Sí, me di cuenta de la Buena que hablabas... me alegro entonces de haber escrito este cuento intuitivamente. Me parece que existen más mujeres complacientes, que hombres.
Por un lado, el poder complacer al otro es en sí un deleite, pero cuando se convierte en el único objetivo y para llegar a eso, hay que dejar de ser la persona real y vivir en pos de lo que el otro necesita... la ecuación no da.
La idea es ser feliz.
Gracias por tu aporte y besos :)

...

Gi,

Te imagino organizando un grupo de buenas que hacen maldades y se ríen luego. Sería algo así como un aquelarre.
¿Qué podríamos hacer? (me prendo).

:)
Aronson ha dicho que…
Vengarnos
Jeronimo ha dicho que…
Tu personaje "Buena" me recuerda a un perrito (o deberia ser perrita), a quien - cuando logra producir una proeza que le enseniaron, recibe el mote: "Good girl". O bien le dicen "Good job!". Pobre Buena, siempre tiene que cumplir un rol que le asignaron, aunque tenga ganas de hacer otra cosa.
Besos
Jeronimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Gi,

No tengo de quién vengarme... pero puedo cebar el mate en el aquelarre.

...

Jero,

Exactamente... Buena es tratada como si fuera una perrita más que como persona.

Besos :)
Aronson ha dicho que…
Uno siempre tiene de quién vengarse, otra cosa es que uno elija no hacerlo.
Para mí, amargo, plis!
Raquel Barbieri ha dicho que…
Tenés mucha razón, Gi.

Es que en realidad es eso lo que quise decirte, que elijo no vengarme porque creo en el boomerang, en la ley del Karma, y tengo la suficiente paciencia como para esperar a ver cómo se hace mierda el que me perjudicó.

Yo te cebo el amargo :)

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