El cumpleaños de Tota




Tota siempre estuvo dispuesta a acallar los sufrimientos ajenos, a saciar el hambre de sus invitados, a atender a los indigentes que tocan a la puerta, a los Testigos de Jehová y a los bomberos voluntarios de La Boca, aunque ella viva en la calle Campana en Villa del Parque.
Tota es solidaria y ya la tomaron de punto; ayuda hasta al que no soporta, y hasta al que le cagó la vida, pero si no lo hace, se siente mal y no puede dormir. En fin, así es ella, se quema con leche, ve una vaca y lejos de llorar, se la lleva a su casa y le da pasto, la deja mugir, le cuelga un cencerro para que la vaca tenga sentido de pertenencia, y le festeja cada deposición de bosta.

Suena el teléfono, ojalá que sea Godofredo, pero no, es una de las entidades de bien público que recauda dinero para los discapacitados. Tota contribuye en ésa y otras. ¿En dónde se habrá metido Godofredo? Hace dos días que no llama, seguro que está enfermo, pobrecito, hay que mimarlo, escribirle mínimamente un mail lleno de corazoncitos, o llamarlo para darle una sorpresa. El teléfono está apagado; Godofredo ha de estar internado, algo le ha pasado y todo por culpa de la desaprensiva de Tota que no lo llamó antes… pero si era él quien tenía que llamar, bueno; ahora no importa, lo más probable es que Godofredo esté en terapia intensiva y Tota se dedique a calcular quién era que tenía que llamar, mala Tota, mujer egoísta, sólo piensa en ella. Hablando de ella, hoy es su cumpleaños, entonces es seguro que Godofredo tiene una sorpresa y aparecerá en cualquier momento con flores y bombones, quizás la lleve a comer y se hizo el que no se acuerda del onomástico para crear la puesta en escena, el suspenso, así la alegría es mayor… no, no nos engañemos, está grave, quizás muerto. Mientras iba a lo de Tota lleno de regalos, bañado, afeitado y perfumado, la desgracia se le hizo presente. Lo atropelló un colectivo o lo asaltó una patota de drogadictos. Ya mismo hay que llamarlo a su casa: - Usted se ha comunicado con la casa de Godofredo Morsensen, ahora no puedo atenderlo pero deje su mensaje… piiiiiiiip.

Ya está, Godofredo ha fallecido. Cómo va a dejar pasar el cumpleaños de Tota, cómo no va a estar cercano a un teléfono cualquiera, a una computadora, a un aparato que permita la comunicación. Pasan las horas, nada. Llama el teléfono, Tota salta del sofá; es la tía Porota que la saluda por su día pero no hace otra cosa más que hablar de su propia artrosis, de la osteoporosis y la densitometría que le dio mal, y Tota, en el día de su cumpleaños, se deja caer sobre el sofá y llora amargamente por lo mal que lo está pasando y ante todo, llora por la muerte de Godofredo, el amor de su vida, a quien ya mismo irá a comprarle una corona para el velatorio, que aunque aún no se sepa dónde es, vamos ganando tiempo, pero que no sea de gladiolos porque le dan alergia, igual está muerto, pero en memoria de sus alergias, mejor serían otras flores. Por suerte, algo le sale bien, la florería de la calle Melincué está abierta, hace el encargo, espera mientras mira las hermosas flores, pasa al otro sector del local  y se encuentra con Godofredo que está comprándole un ramo de rosas rojas a una mujer horrible y vulgar, encima mayor que ella.

Godofredo no ha muerto, sino que terminó con Tota sin avisarle; él dice que le mandó un mail, que después la llamó y daba ocupado y que por último, le dejó un mensaje en el contestador del celular. Tota le incrusta la corona en la cabeza, le dice a la vendedora que la cargue a la cuenta del bastardo, que la corona la pague el choto, y ella se va, no sin antes maldecirlo. De la fulana, ni se encarga. Ella no tiene la culpa; es él quien la tiene.
A medida que camina rápidamente las calles hacia su casa, siente que va liberándose de una carga. Tota solidaria, Tota omnipresente, Tota multipractic, Tota full time, Tota incondicional, Tota 4 x 4 se murió. Quizás sea para ella la corona con la que (valga la redundancia) coronó al tarado de Godofredo. El velorio de la antigua Tota se está llevando a cabo ahora mismo. En momentos más, ella se va a bañar, perfumar, salir quizás, y después elegirá un destino de vacaciones en un sitio de Internet.


Comentarios

Aronson ha dicho que…
¡Grande, Tota! ¡¡¡Yo me voy de vacaciones con vos!!!!
Raquel Barbieri ha dicho que…
¡Y ella te llevaría de buen grado, querida Gi!

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