La pobre


Justamente ella que odiaba esa costumbre horrenda de llamar a otras féminas con el triste apodo de "la pobre" tuvo que ser la destinataria de ese título que reemplazó a su propio nombre de la noche a la mañana.
Acorde los años fueron pasando, el sonido de su nombre, María Gracia, fue perdiéndose irremediablemente detrás de los apodos impuestos por su abuela, su madre y las tías. Más tarde en la escuela, La Pobre se dio cuenta de que allí también sufría un destrato bastante notorio, pero nada pudo hacer para remediar el hecho, y mientras más se esmeraba en caer bien, en parecer lúcida y simpática, aparecía ante los demás como un simio practicando sus monerías gestuales. Entonces, los otros decían: - Ay, la pobre...
Como nada parecía tener remedio y ni en su propia casa inspiraba algo parecido al respeto, La Pobre decidió ser insoportable y hacer cualquier cosa que le diera la gana, desde rascarse en público hasta pasearse en bombacha y corpiño con la ventana abierta de par en par dado que La Pobre ya no tenía nada que perder. Si de todos modos nadie la quería lo suficiente como para ser llamada por su nombre o al menos ser acreedora de un sobrenombre dulce y tierno como suele ponérsele a alguien amado, entonces no valía la pena ser agradable. Más divertido sería molestar y probar los límites de los demás.
Una mañana, La Pobre se levantó, dejó la cama sin hacer, se sirvió de la heladera lo que quiso y la dejó abierta, no saludó a sus padres ni a la abuela allí presentes, bostezó en voz alta  emitiendo un sonido semejante al despertar de un oso que durmió dos semanas seguidas, se estiró continuando los ruidos que dejaron a los tres adultos sorprendidos y estancos, y se fue a dormir otra vez, no sin antes decir: - La puta que los parió, vida de mierda.
Cuando la madre le dijo al padre que La Pobre se había acostado otra vez en vez de irse al colegio, el hombre de figura desdibujada se acercó al dormitorio y vio que en la cara de su hija había una sonrisa maligna. Le preguntó si no iba a ir a la escuela, a lo que ella le respondió: - Cuando se me dé la gana. Cerrá la puerta cuando salgas.
El padre no supo cómo reaccionar, y ante el no saber, se fue a trabajar sin decir ni una palabra. Entonces, la abuela entró haciéndose la cocorita y así como entró, salió disparada como un torpedo con los gritos de La Pobre. 
Llegó el turno de la madre, una especie de terminator hecho mujer. Ante ella se postraban su marido sumiso, su propia madre complaciente, y hasta ayer mismo, La Pobre que todo aguantaba.
Y entró. Allí la esperaba una fiera hambrienta, sedienta, expectante. 
La madre de La Pobre sintió un escalofrío, no se acercó mucho porque vio en la hija a Linda Blair, en El exorcista, precisamente en la escena de la cama. Casi se descompuso. La nueva cara de La Pobre tenía un dejo de malicia y de maldad, no era el pollo mojado de todos los días. Seguramente estaba endemoniada, había que llamar a un cura o a un pastor evangélico, a ambos, alguien que devolviera a La Pobre a su estado natural de sometimiento y tristeza, alguien que le sacara los demonios de adentro y la volviera a la tontera.
Y La Pobre se dio cuenta de que ahora ella mandaba en la casa, que bastaba con alzar la voz para ser oída, y que si escuchaba una vez más ese epíteto funesto de "LA POBRE", empezaría a llamar a cada cual con un nombre peyorativo que se le ocurriera a ella en el momento, La metida, El cornudo, La sargenta, La vieja chota, La loca, El boludo.

La Pobre dejó de ser La Pobre y en menos de una semana se convirtió en María Gracia otra vez.


Comentarios

Jerónimo ha dicho que…
Qué cuento espeluznante. Parece que ser simpática, servicisl y amable en algunas familias causa comentarios denigantes. Y ser antipática, maligna y desagradable remedia la situación y la chica vuelve a ser tratada bien. No será la familia la desquiciada?
Besos
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jero,

Mucha gente es hija del rigor y no aprecia a las personas suaves y amables, prefiriendo tal vez sucumbir ante el autoritarismo y el mal trato.

Hay muchos locos disfrazados de cuerdos.

Besos :)

Entradas populares de este blog

Sor Constance

Breve encuentro

Pigmalión y la puta de turno