Hija de la luna
La Luna, bella y mágica, creadora de una realidad
deformada. Nada es exactamente lo que parece bajo su influjo. Así pensaba ella y sólo podía
amarlo bajo la luz lunar porque cuando se camina bajo la luna, es fácil
imaginarse rodeado de toda clase de fantasmas, y él era algo espectral, un
generador de energía vital sexual que más que pasión se convertía en un grito de la selva, una pulsión adictiva, una necesidad como el mero respirar; él, con sus ojos profundos y sus rasgos
bien marcados que ella adoraba, siempre y cuando la noche se cerniera sobre
ellos, sólo la luna lo iluminara y ella se fugara antes del amanecer para no
verlo tal cual era…
Tomé la foto con mi teléfono en Villa Gesell
Comentarios
Beso
Jerónimo
Yo creo que el amante existe, pero que a ella sólo le gusta cómo es él bajo esa iluminación y lugar, no fuera de ese contexto, por eso huye antes del alba.
Beso