Arnalta

Cuando conocí a Arnalta, reparé en que tenía un aroma distinto. Irradiaba siempre su fragancia perfecta, aún si hacía horas que se encontraba trabajando o caminando a la intemperie, sometida a vientos y soles rotundos. Y eso me atrapó de su persona porque la sentí supraterrenal, atemporal, mezcla de carne y espíritu.
Querida Arnalta, me hice tu amiga y me llevaste a pastar contigo; me diste de beber cuando tuve sed y de comer cuando me faltó el pan... ¿Cómo podría retribuírtelo? Tú me has dicho que simplemente siendo quien soy, sin tapujos ni ambages. ¿Tan fácil es, querida amiga? ¿Con tan poco puedo ser yo acreedora de tu amistad tan valiosa para mí? Sí--me respondes--ven conmigo Rebeca. Yo te llevaré hacia otros soles, a otras tierras que te preservarán de las tristezas que te embargan el alma y van quitándote de a poco la energía vital.
Sí, Arnalta, mi amiga, te seguiré... porque no puedo continuar este martirio. Sólo condúceme y cerraré mis ojos para no memorizar el camino; no sea cosa que algún día me arrepienta y vuelva.
¿Vuelvas a dónde, Rebeca?
Al lugar en donde me han herido.




Comentarios

Juan de la Cruz Olariaga ha dicho que…
Lindo relato, pero lindo de verdad, con pocos renglones y frases casi toda una historia, me deja pensando como necesitando aún mas. Un cariño grande.
Isabel chiara ha dicho que…
Muy bueno, Raquel, con un final redondo. Dónde se esconderán las Arnaltas? Quizás dentro de nuestra conciencia?

Hay un impulso natural hacia el dolor, sobre todo cuando ese dolor es la consecuencia de una historia de amor fallida. Bendito y maldito amor, que cruza la calle cuando menos lo imaginas, y te sigue de lejos para que puedas volver la vista atrás y recordarlo, olisquearlo. Lo mejor, juntarse con Arnalta y volar a otro territorio más clareado.

Me ha encantado, Raquel, es precioso. Y la imagen es genial, un ángel, no? renacentista, de Rafel o Leonardo, no?

Otro beso más para ti y un cachete lindo para la nena.
Raquel Barbieri ha dicho que…
Juan,

Muchas gracias. La verdad es que me desperté ese día y aún medio dormida escribí el relato.

Cariños para vos también :)

...

Isabella,

La imagen de la cual me enamoré es de Leonardo. Es el detalle del ángel de la segunda versión de La virgen de las rocas.
Adoro el renacimiento y pensé que Arnalta tenía que guardar relación con una imagen así.

Te agradezco tanto que me digas que te ha gustado el relato.

Besos de la nena y míos :)
Jerónimo ha dicho que…
En esta pequeña y preciosa historia describiste a un ser casi inexistente en este mundo material y egoista. Cada uno vela por su propio interés, quién te da de comer cuando tenés hambre y de beber cuando tenés sed? Claro, está en el Evangelio, pero esto fue hace 2000 años y lo practicó
una persona única en este mundo.
Y si Rebeca se fuera con Arnalta, quien sabe que le espera. Ojalá que allí pueda curar sus heridas de espíritu.ç
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

El amor, la amistad pura, aún existen. Hay quien da de comer y de beber, quien piensa primero en el otro, lo que sucede es que como la mayoría es de la otra manera, estos seres suelen parecer de otro mundo.

Arnalta no es sino el ángel de la muerte que ha venido a buscar a Rebeca que está demasiado triste.

te envío un beso

Entradas populares de este blog

Sor Constance

Breve encuentro

Pigmalión y la puta de turno