Siempre fui raro, en el mejor y en el peor sentido de la palabra, y no era ahora cuando mejoraría alguno de los síntomas que me hacían sentir esa extrañeza que a los otros parecía hacérseles evidente con solo conversar conmigo un rato. Yo quise ser más convencional, pero mi naturaleza se impuso y me rendí. Recuerdo que la primera vez que me sentí extraño, como salido de mi propio cuerpo, fue hace veinte años, cuando terminé la carrera de filosofía y nadie me felicitó. El hecho de no recibir siquiera un solo saludo me inquietó, pero, aun así, no terminé de darme cuenta de que había algo mío que provocaba sentimientos negativos en los demás. Solía querer a mucha gente, a personas que hoy me son indiferentes y a otras que odio. Ahora no siento amor por nadie. Me tildaron de raro y decidí vivir acorde a la rareza; dediqué mi vida a incomodar al prójimo, a hacer exactamente lo opuesto a lo que se esperase de mí, y le tomé el gusto. Me convertí en el sujeto a quien los demás temen...
Comentarios
Muy lindas las mariposas en la foto de una ventana, estarán pintadas allí?
Te envío un Beso
Jerónimo
Sí, la velita violeta fue la de mi torta y al pedir el mismo deseo tres veces, aumento la posibilidad de que se cumpla.
Por el momento, no contemplo la posibilidad de que no se cumpla, porque soy optimista, aún bajo las circunstancias más chotas.
Me alegra que te guste la foto. La tomé el día que fui a la radio y es de un restaurant que tiene una vereda de colores y esas mariposas como de cartulina plastificada... me pareció que era justo para mí.
Beso :)