Tragedia

O su madre era ávida lectora de García Lorca y quiso ganarle a Angustias y Martirio de La casa de Bernarda Alba, o su padre era un actor de raza que tras haber dejado desparramados en algún sitio del mundo a sus mellizos Drama y Comedia, frutos de un amorío casual con una gitana clarividente, se sintió en la obligación de llamar nada menos que TRAGEDIA a su tercera hija inocente.

El caso es que la joven se llamaba así y a nadie le daba por apocoparle el nombre, ni se les ocurría llamarla Camila, Mariana, Paula, Daniela, Sabrina, Glenda, Ivana o Belén... algún nombre decente. De hecho, hay mucha gente que se llama Ifigenia y se hace decir Elsa, o fue infelizmente bautizada como Nicanora y for export es Nora. Podría haber sucedido...

Y Tragedia era una chica muy cómica, graciosa y extrovertida, que de tragedia no tenía más que el rótulo porque ella era una campanita tintineante que solamente ofrecía cosas buenas y generaba un afecto inmediato del otro lado. Las maestras la nombraban secretaria del aula y la llamaban a viva voce:
- Tragediaaaaaaaaa... traé los mapas de Eurasia... Tragediiiiiiaaaaaaaa, por favor, borrá el pizarrón... Traggggediiiiaaaaaaaaaa, ¿traerías el grabador de la sala de música?

Todo fue muy armonioso hasta el día en que la bella decidió postrarse ante el altar para casarse con Arturo. El cura, muy circunspecto y emocionado ante pareja tan bella, emitió un engolado y declamado: Per omnia saecula saeculorum y los empapó de agua bendita haciendo la señal de la cruz.Tragedia miró a su flamante esposo con ojos de carnero degollado, presa de un arrobamiento total de su cuerpo. Sólo eran Arturo y ella, Arturo y Tragedia, un solo corazón.
Y él la contemplaba embelesado, pensando en su venturoso porvenir coronado de momentos de gloria conyugal.
Sólo salieron a saludar en el atrio porque tenían poco dinero para festejos, lo cual no les importó porque eran el uno para el otro. Las viejas se le colgaban al novio y aprovechaban para manosear un poco, quizás en el afán de recordar tiempos más vitales. Los hombres, más recatados que las señoras, solamente miraban a Tragedia con admiración, un poco de deseo sano y cierta nostalgia.

Arturo miró a uno de sus costados y no vio a su esposa. Por alguna razón no veía la figura de su amada y era lo suficientemente alto como para poder dar un vistazo por sobre las cabezas de los convidados. Y le parecía que todos, hasta las longevas damas, lo superaban en estatura. Buscó casi desesperadamente dentro de la diminuta cantidad de personas que se habían arrimado a verlos llegar vestidos de muñequitos de torta con mazapán y cintas de raso, pero Tragedia no estaba. El muchacho empalideció, sintió su boca seca, un mareo. Algo oscuro le asaltó el pensamiento, e instintivamente salió corriendo a trancos largos hacia las vías, en donde vio a Tragedia avanzando hacia el tren, mientras se quitaba el velo, las flores, el lazo, los zapatitos de raso... y la vida.

Comentarios

Jerónimo ha dicho que…
Esta historia mantiene el suspenso hasta el final, pero que tragedia la de Arturo,casarse muy enamorado
en una bella ceremonia y perder a sua amada antes de siquiera consumar el matrimonio. Pero si alguien se llamaba Tragedia podía terminar de otro modo? Su nombre presagiaba el desenlace. Una historia muy triste
Besos
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

La verdad es que sí, es triste la historia y me apenan ambos porque es una frustración de dos.

Yo creo que los nombres, en cierta manera, signan a la persona que los lleva y por eso hay que elegir bien cuando va a nacer un bebé.

Gracias por leerme :)

Besos

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