Anaïs


Anaïs iba a llamarse Rosa, y antes, Aurelia. En algún momento de desacuerdos entre la madre, el padre, los abuelos y primos, amigos y todo aquél que quisiera opinar, la criaturita de Dios había pasado por muchos nombres de distintos orígenes y sonidos diversos. Dentro de las divagaciones estivales, también se pensó en llamarla Pétalo, pero la abuela paterna protestó a tiempo y fue escuchada. No toleraba que una nieta suya llevara uno de esos nombres hippies de la década del sesenta. ¿A quién se le ocurre llamar Pétalo a una bebé?
Justamente al hijo de la dama que protestaba.

La nuera volaba en su alfombra mágica mental imaginando a una hija suya con nombre telúrico: Eulalia, Rosenda, Cirila, Simona, Zoila... basta. Las abuelas armaron una trinchera impenetrable y ante ese muro de Berlín, nadie se atrevió a decir "esta boca es mía".

Anaïs nació y aún no tenía nombre. En un mismo día se barajó la posibilidad de Rosa-María, Analía, Berenice, Azul, Ayelén, Denise y Vicenta. Ante tanta incoherencia de estilos, el padre de la nena propuso un juego: El primer cartel de publicidad que apareciera ante sus ojos, daría el nombre justo.
La esposa tembló, porque aunque ella era medio estrafalaria, temía que su marido dijera que la bebé se llamaría Campagnola, Canale, Favorita, Sprite, Skip o Toyota. Y la verdad es que Toyota ya no les parecía una mala opción porque si antes habían querido ponerle Pétalo... ¿Por qué no Corola? Así quedaría Toyota Corolla Squarciapietra, qué nombre fantástico, sobre todo para afrontar la vida, los mostradores de oficinas públicas, embajadas, entrega de diplomas, todo... qué lindo sonaría:
- Y el Oscar de la Academia es para Toyota Corolla Squarciapietraaaaa.

Y entre una cosa y otra, le dieron el alta a la parturienta y se fueron todos en patota a la casa de la recién nacida sin nombre.
En el camino, se detuvieron ante un semáforo rojo y apareció una promotora de perfumes que les dio una muestra de una fragancia de Cacharel que a ambas abuelas encantaba: Anaïs-Anaïs... qué rico aroma; cuánto tiempo sin sentir este perfume, - ¿Has visto, Dora? - Sí, Carlota. Qué delicia...
- ¡Pongámosle Aroma a la nena! (gritó el abuelo materno que dicho sea de paso, se parecía al abuelo Simpson) - Noooo... no no no no (dijo el paterno haciéndose el reflexivo) - Hay que ponerle el nombre de la promotora... ¿Cómo se llama, buena moza?

- Felicitas, tipo que iba a llamarme María Pía pero Papi dijo que la yegua, el animal, claro, se llamaba Pí y que tipo, quedaba igual, así que Mami dijo que mejor Felicitas. Debe tener algo que ver con la felicidad, tipo... no sé.

- Ahhh, bueno, querida. Que tenga suerte y gracias por todo.

Y la nena que empezó sus días en medio de una promoción de perfume, se llamó Anaïs, que suena tan dulce como el ser en el que se convirtió esta chiquita, que no ganó el Oscar de la Academia, pero fue una enfermera que nunca dejó de mirar a los ojos a sus pacientes y que se ocupó de escucharlos.

Comentarios

Beatriz ha dicho que…
Da igual cómo se llame si en su mirada se refleja esa desmedida entrega y tiene en su haber la sabiduría de quien sabe escuchar-
Hermoso personaje tú Annais-
Besos desde este gélido otoño.
Raquel Barbieri ha dicho que…
Beatriz,

Qué bueno que hayas captado lo de la capacidad de Anaïs para ver y escuchar. Admiro tanto a quienes más que hablar y mirarse el ombligo se ocupan del prójimo y de ponerse en sus zapatos un rato...

Mil gracias,
Besos :)
Jerónimo ha dicho que…
A veces los padres no se ponen de acuerdo en el nombre de una niña o niño que está pot nacer. pero ya si opinan abuelos, hermanos, ni hablar primos, la cosa se pone muy espesa. Antes a veces un padre dominante iba al registro civil y contra la opinión de su mujer anotó un nombre a la fuerza y ya en forma irreversible. Un espanto! Hoy día esto no sería posible, porque el registro civil va al sanatorio, visita a los padres en la habitación y anota el nombre, de manera que algún acuerdo debe existir.
Nunca conocí a nadie llamada Anaïs, pero lo encuentro lindo, más agradable que por ejemplo Diorísima o Miracle. Y además resultó ser una persona bellísima.
Besos
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerôme...

Me diste una idea con Diorissima... mmm... creo que lo voy a usar en algún momento (hasta tengo la imagen y casi se me está ocurriendo la historia a partir de la fragancia).

¿Te imaginás si una mujer le encargaba al marido que anotara a una hija como María Laura y después volvía el hombre habiéndola anotado como Hipólita Rigoberta?
(mejor no doy más ejemplos de nombres terribles, a ver si alguna embarazada saca de este espacio nombres para bebés).

Gracias y besos :)
Jerónimo ha dicho que…
Hipólita Rigoberta? Uyyyy.... Sería un espanto. Pero luego se me ocurrió que de haber visto los padres un aviso de Bayer, el nombre elegido hubiera podido ser Aspirina? Y en es caso sus compañeros del colegio la hubieran apodado ácido acetilsalicílico? Y ya en el secundario le hubieran puesto ácido acetilsalicílico con ácido ascórbico (buena combinación para prevenir los resfríos). Pobre nena, tantas letras A en las iniciales de su nombre: AASAA. Y después de estas elucubraciones de previsión del futuro los padres han decidido que el mejor nombre para la nena será: AASAA. En el registro civil dudaron en anotarla, pero al convencerlos el padre que es un nombre étnico de un pueblo de Siberia, de donde se origina su bisabuelo, rápidamente la anotaron. No sea que después las empleadas del registro salgan en el diario como racistas y xenófobas.
Ni hablar que las 4-5 personas residentes en Buenos Aires de ese origen siberiano hubieran podido cortar la autopista a Ezeiza, sin dejar pasar a nadie al aeropuerto, con carteles que decían: "Registro público racista y xenófobo". La policía en ese caso hubiera recibido órdenes de no reprimir y dirigir a la gente que camine un kilómetro bajo los rayos del sol con sus valijas hasta el edificio del aeropuerto. Algunos pasajeros impacientes, quienes protestaran por el corte absurdo, hubieran sido detenidos por la policía por revoltosos y perder de esta manera su avión.
Por suerte todo esto se evitó, la nena se denominó AASAA y en el colegio la iban a llamar maanijaa.
Besos
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Seriamente, Jerónimo, te digo que tus comentarios son como un blog paralelo, en donde las historias más locas se suceden.

Me hiciste reír con lo de los cuatro o cinco siberianos cortando la autopista a Ezeiza... aquí ya no sería nada raro (un corte más, un corte menos...) Anyway, pasar de Aspirina a Aasaa para desembocar en Manija... como diría mi amigo Charlie: "Muchas gracias" (por no decir, qué cazzo).

Gracias por tu buena onda
Besos :)

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