Quintaesencia



Ella era fácil porque era leal y eso parece no seducir a casi nadie. Como era fácil, se tornaba difícil o imposible ante cierta gente que acostumbrada a las mezquindades y la liviandad imperante en la mayoría, se asusta cuando alguien de alma generosa se entrega para ser feliz, sin hacer cálculos, fluyendo para sentirse pleno; en este caso, plena. Ella se sentía llena de gracia, plena, rebosante, infatigable, sedienta de travesuras inocentes, ávida de historias por escribir, curiosa, redimida, redentora, valiente, arriesgada, Mimì, Tosca, Butterfly, Musetta, Isolda, Senta, además de otras. Y paralelamente con todas las cosas buenas, también era demasiado confiada, vulnerable, explosiva y celosa sin motivos; una celosa por las dudas, por si acaso. Ella necesitaba abrir el paraguas antes de que lloviera, y sí…abría paraguas y sombrillas aún cuando todo estaba bien, calmo, y con eso provocaba lloviznas, lluvias copiosas, granizos, tempestades, huracanes que arrasaban con todo lo hermosamente construido previamente, para después del caos, tener que llorar como una loca desconsolada que se lamenta por haber estallado cuando quizás hubiera sido mejor ser compasiva y humilde.
Y cuando ya no quedaba nada más que ella misma con su pelo más largo que antes de la tormenta, con su silueta más delgada por el desamor y la resignación ante lo perdido, ahí, justo en ese momento en que la soledad absoluta se apoderaba de ese cuerpo suave y tibio de pechos redondos y aroma a perfume francés, en ese mismísimo instante, veía una mariposa volar en su patio, y otra más que la seguía, y una tercera que se prendía de la pasionaria para succionar el dulce jugo del verano. Entonces ella, que además de sufrir también gozaba, sintió que hubiera querido ser menos intensa, más superficial, calculadora y fría para no pasar del éxtasis a la agonía de un día para el otro, para vivir más en este mundo estereotipado en donde la gente como ella necesitaba de otros estímulos y otros tiempos para aparearse con sus compañeros de ruta. 


Comentarios

Beatriz ha dicho que…
Las que tenemos un mundo interior frágil, aquellas a las que se nos congela el alma con las injusticia, y que sin embargo gozamos con el vuelo de las mariposas y de aquellas tantas cosas que el mundo etiqueta de frivolidades, se nos hace muy dificil encontrar compañeros de ruta.

Hermoso replanteo de la conducta humana.

Un placer leerte. Besos amiga-
Raquel Barbieri ha dicho que…
Beatriz,

Tu síntesis es perfecta. ¿Qué podría yo agregar?

Mil gracias y un beso :)
Jerónimo ha dicho que…
Quinta esencia, el éter, el alma, el espíritu, que completaba a los cuatro elementos físicos desde su enunciación por Empédocles, en el V. siglo a.C. Aristóteles fue el responsable que estos cuatro elementos perduraran como una realidad, hasta el siglo que en el siglo XVII Robert Boyle publicara su libro "The sceptycal chimist" y echó por tierra (valga la redundancia) las teorías de alquimistas y aristorélicas de pseudo-ciencia. Se decía que

El fuego es seco y caliente.
La tierra es seca y fría.
El agua es húmeda y fría.
El aire húmedo y caliente.
Y la quintaeesncia es etéreo, intangible.

Creo que tu Quintaesencia representa también una espiritualidad, una finura y fragilidad del alma, frágil, linda y perfumada como las preciosas rosas de tu foto.
Besos
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jero,

Qué lindo lo que dijiste sobre la quinta esencia. Me encanta tu comentario lleno de elementos de la naturaleza.
Captaste absolutamente a la mujer de este relato.

Besos y gracias :)

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