Rossana después



La energía estaba a punto de desbordar dentro del cuerpo de Marcos. Sintió que era capaz de amarla tan intensamente que de quererla, podría matarla, y de odiarla, podría reventarla contra la pared sin ninguna piedad;  penetrarla con ternura, y también violarla, no teniendo claro en qué orden lo haría.
Él era así, contradictorio y ambiguo como toda persona demasiado inteligente; había en él algo de pathos, de personaje de ópera de Berg, de Britten o del infierno mezclado con paraíso en el que él vivía. Ese día se dio cuenta de que si ella muriera, no existiría más el problema. Era más fácil matarla que amarla. Pero Rossana no quería morir todavía, y eso él lo sabía. Él intuía que ella hacía lo que podía para estar contenta y disfrutar de lo que era posible, y que sus errores eran más handicaps de su personalidad que maldades hechas ex profeso. Entonces, Marcos Hyde se desvanecía  y se convertía de inmediato en Marcos Jekyll y hasta parecía más lindo.
- Hoy no la voy a matar, pero un día de estos… le voy a arrancar la ropa y la voy a hacer mía hasta que se desmaye, y ahí sí la voy a matar. La voy a matar para que no sea de nadie más, y también para que deje de existir en mi pensamiento, para que me deje vivir en paz como yo vivía antes. Sí, sí, la voy a disfrutar primero sabiendo cuánto me desea y después, ya no deseará más porque la voy a ahorcar; pero no quiero mirarla a los ojos cuando le esté quitando el aire. Es que la quiero,  sí, la quiero, la amo, la odio porque me invadió mi espacio espiritual, porque nadie la llamó y vino. Ya sé… le voy a cubrir la cara para que no me mire mientras la mato… no, no podría mirarla sin sentirme un miserable mientras le quito la vida que ella querría pasar junto a mí. La detesto por eso, y ni siquiera tengo muy claro por qué. La necesito, y odio necesitarla… tengo que acabar en ella y acabar con ella.

Mientras tanto, Rossana escribía en su propio diario y escuchaba La Flauta mágica de Mozart, alternada con Midnight blue, Dancing queen y Love of my life, pasando porNovember rain y Don’t cry para terminar con el triple concierto de Beethoven. Ella presentía los malos deseos de Marcos y lo tomaba como algo natural. Ella era una mezcla de especias y gustaba de la gente que podía pasar en un minuto, de la pavada más reverenda al tema más serio.
Mientras Marcos planeaba matarla, ella pensaba en qué querría comer Marcos, en si estaría leyendo, mirando una película, pensando en alguna manera de salvar el mundo… o pensando en cómo quitarla a ella del medio.




Marcos caminaba por la calle y alternaba entre Jekyll y Hyde. Pero en la calle era más benévolo; lo peor le pasaba puertas adentro, estando solo él con sus pensamientos: - Si la mato, voy preso. No quiero ir preso. No podría aguantar la cárcel, ni la soledad horrenda de la prisión. No podría soportar la vergüenza tampoco… ¿Y si me arrepiento después de matarla? Seguro que me arrepiento ¿Y si ella era mi ángel de la guarda y por eso se me aparecía su cara en los momentos más podridos? … No, el ángel de la guarda no existe… mejor me dejo de hablar pelotudeces… Ella es una yegua que se metió en mi vida para joderme y por eso la voy a matar, y después la voy a tirar en el riachuelo…. Vvvoy a ir al Puerto Madero a la mmmadrugada y voy a aprovvvechar para tirarrrrla desde el puente. Nnna nadie va a so ospechar de mí… nno sé por qué este temmblorrrr.

Pero luego de decirse todas estas cosas en silencio, sólo él con su cerebro torturador, se sintió un hombre malo. ¿Por qué tirar al riachuelo a alguien que lo quería tanto? ¿Por qué echarla en el agua podrida? ¿No era más fácil aceptarla en su vida de alguna manera? Lo otro era dejar de recordarla, dejar de evocar su imagen y su aroma. Hacer de cuenta de que estaba muerta. No había demasiadas alternativas: O tenía algún tipo de relación con ella, o no pensaba más en ella. Si pensaba tanto era porque le interesaba y si le interesaba… había alguna opción entre la nada y el asesinato. Entonces, Marcos recordó aquel famoso caso de la chica española que le rompió sin querer la porcelana Lladró a su madre y como no se atrevía a confesarlo por el amor que la mujer sentía por la estatuita, se sintió perdida. Supo que no podría enfrentarla, creció el terror dentro de ella, así que la ahorcó mientras dormía. No podía soportar que la madre descubriera la porcelana rota.
Él se espantó al recordar el hecho y se reconoció desquiciado al considerar métodos tan extremos para terminar con una situación como la de ellos dos.

Rossana era su ángel de la guarda, aunque no podía decírselo para no condicionarlo en su accionar hacia ella.
Los ángeles modernos tienen muchos defectos. Ella era la primera vez que tenía a alguien a quien guardar; le faltaba experiencia y no había llegado a tiempo al curso de preparación. Además no era religiosa. La largaron así, a la que te criaste. Le dijeron que tenía que ayudar a Marcos y ella tuvo que arreglárselas para llegar hasta él. Ni siquiera le dieron un manual para saber tratarlo y Marcos no era una pieza fácil...

Cuando él vio todo esto en un sueño, se despertó feliz y tranquilo, y tiró por el inodoro las ganas de matarla. Decidió guardar el secreto de que tenía un ángel, para que sus amigos no le tuvieran envidia y para que nadie le hiciera preguntas tontas que de todos modos, él no sabría cómo responder.

Comentarios

Jerónimo ha dicho que…
Al principio de la historia Marcos parece un sádico (mientras en su mente esquizofrénica domine su parte de Dr. Jekyll ) y pobre Rossana una masoquista. Pero Marcos se inclina por Wozzeck y Rossana por Papagena, este contraste es insoluble, aunque ella se achique al tamaño de una letra y él decida elegir a su ángel de la guarda en lugar de contemplar el Riachuelo en sus momentos menos lúcidos. Como ni ella qusiera ser Marie, ni él Papageno, no le veo solución a esta lúgubre historia de amor.
Besos a una autora de una historia enigmática muy ocurrente
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

Perdón por la demora en contestarte. La verdad es que entre Marcos y Rossana, no hacemos uno... pero cuando hay amor, todo tiene solución, a la larga o a la corta.

Me mareaste con Jekyll, Papagena, Rossana, Marcos y Wozzeck. Ya ni sé cómo me llamo.

Besos y gracias :)

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