Sara


Sara iba sentada en el colectivo, en uno de esos asientos que a nadie más que a ella y a mí nos gustan, los que están ubicados de espaldas al conductor y de frente al resto de la humanidad que viaja con cara de nada.

Mientras otros se marean y despotrican, Sara disfruta del viajar al revés y ver alejarse lo ya transitado, que es también un dejar atrás pero bien a conciencia, dando la cara, no escapando para hacer de cuenta de que ese pasado no sucedió. Ahora que sé qué le pasa a ella, entiendo por qué me gusta también viajar en ese asiento transgresor y a contramano, un sitio que descoloca y desprograma, que dobla las esquinas en otro sentido y empuja la espalda hacia atrás con cada frenada en lugar de echarte hacia adelante.


Uno sube a un transporte y coloca su culo en donde puede, en donde no haya un vómito, una escupida, algo sospechoso y repulsivo. Pero hay gente que se ha confesado incapacitada para sentarse de espaldas al conductor, y me pregunto qué trauma tendrán, qué les habrán hecho, qué escultor tendrá que tallar sus cerebros para reprogramarlos.


Sara y yo nos reímos y aprovechamos esos asientos de descarte que para nosotras son una aventura en el Ital Park.

Comentarios

Beatriz ha dicho que…
Te he linkeado por que te lo mereces, por que te admiro, por que me río contigo y a veces lagrimeo.
Sara y tú sois una valientes. Yo tambien me siento muchas veces de espalda al conductor. Me gusta observar los rostros cuando no se sienten observados e imaginar sus vidas.
Me has hecho recordar a Serrat en "La bella y el metro"-

"De reojo se miran,
de lejos se tocan,
se huelen, se evitan,
se ignoran, se rozan;
y en el traqueteo
del vagón hipnótico
cada quien se inventa
la suerte del prójimo-
Un abrazo querida amiga-
Raquel Barbieri ha dicho que…
Beatriz,

Gracias por linkearme. Y gracias por transitar este espacio de las historias de mujeres, algunas sanas y otras locas, algunas virtuosas y otras deplorables.

Hoy no me siento bien y no daré clases. Estoy mareada, etc.
Si me siento mejor más tarde, escribiré aquí o en Questa sono io.

Me encantó esto de que cada quien se inventa la suerte del prójimo.
Hace pensar en lo que creo cada vez más: que las apariencias casi nunca dicen la verdad.

Besos :)
Jerónimo ha dicho que…
A mí también me gusta sentarme de la misma manera en el colectivo, mirando a los demás de frente. Volveré a comentar cuando pueda leer mejor tu historia, se me pone de fondo tu presentación y cuesta mucho discernir las letras, pero quería comunicarte que me conecté al blog para ver que nueva hsitoria hay.
Besos
Jerónimo
Raquel Barbieri ha dicho que…
Jerónimo,

No sabía que también a vos te gustaran esos asientos al "vesre".
Very good!

No te preocupes que la historia seguirá estando acá para cuando puedas leerla con mayor comodidad.

Besos y gracias :)

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