Entradas

Sor Agatta

Imagen
Anna Ogliara nació en Salerno en la época en que Víctor Manuel III se hallaba escapado de Roma y la ciudad entera se convertía vertiginosamente en algo bien distinto a lo que los abuelos de la pequeña imaginaran alguna vez. Período de cambios en el país, también llegó el cambio a su ciudad natal y precisamente a su casa. En edad de comenzar a entender ciertas miserias humanas, Anna vio por mucho tiempo el mundo a través de cristales rosados para no espantarse y ver la realidad, y no fue ése un mérito sino su mayor idiotez, ya que la negación la hizo perder tiempo. El padre tenía relaciones sexuales con sus otras dos hijas y la madre se hacía la ciega, la sorda, y ejercía también de muda y cómplice. Las hijas-concúbines no parecían llevar trauma alguno sobre sus espaldas y tomaban estas relaciones como lo más normal del mundo, aunque se abstenían de comentarlo con sus amistades, señal de que en el fondo, algo les sonaba non-sancto. El padre, la madre, las dos hermanas, lindo conj...

Sor Augustine

Imagen
Ella iba emponchada hasta el cuello conduciendo su carcacha fría por la autoroute Duplessis, trayecto que hiciera por más de dos años a partir de su llegada a Québec desde Trois-Rivières, Mauricie.  Al ver el cartel  recordó que ese apellido Duplessis había pertenecido a la verdadera dama de las camelias, la que tiene su tumba en París, la que inmortalizaron en la ópera bajo el nombre de La Traviata... traviata, la extraviada, la perdida, l'égarée... una mujer que en la realidad fue Alphonsine Plessis o Marie Duplessis... qué importaba ahora si eran esos exactos nombres u otros nombres como Marguerite Gautier o Violetta Valéry, de la novela y la ópera respectivamente, si solamente son nombres... y fuera Alphonsine, Marie, Marguerite o Violetta, enfermó y murió sola en invierno.  Eso sí que importaba. E importaba en cierto modo que la senda que la conducía a su convento, le dijera entre líneas que estaba perdida, extraviada . ¿Por qué después de dos años de transita...

Sor Constance

Imagen
Nacida dentro de un hogar sin religión profesada, y ni siquiera confesada o meramente mencionada, Constance terminó siendo religiosa de clausura.  Sus padres no la educaron en la fe, aunque tampoco en contra de ella. La niña de diez años, volviendo una tarde de la escuela, se paró frente a la Catedral Basílica de Saint Louis en Missouri y sintió que quería estar allí dentro. Maravillada ante el trabajo de mayólica en donde prepondera el verde veronés, se sentó en el tercer banco del lado izquierdo, en el sitio pegado al pasillo. Respiró primero algo arrítmicamente, quizás debido al impacto de encontrarse sola en un lugar desconocido y de dimensiones que la excedían. Cuando se acostumbró al entorno y al sordo ruido de un templo solamente habitado por las imágenes santas, se acostó en el banco, zambulléndose en la simbología para ella incomprensible representada en el domo.  Cambió luego de lugar, pasó al grupo de bancos del lado derecho y eligió la séptima fila. Sus oj...

Melpómene

Imagen
Ya empezó la vida enviándome destino a latigazos cuando me entregó por esposo a Horacio, y entonces comprendí que algún episodio fuera de lo convencional me esperaría a la vuelta de cualquier esquina. Un marido común puede llevar otro nombre, jamás Horacio y menos si éste es escritor, particularmente poeta. Esperaba despertar de un sueño inducido por alguna fiebre tropical y darme cuenta de que a mi lado dormía un hombre común, o nadie. Allí estaba Horacio con su rostro greco-romano, con su respirar fuera de lo común y sus fuertes brazos sosteniéndome con delicadeza. Un día, nació nuestra hija, a quien yo deseaba llamar Mia, Emma o Violeta. Horacio decidió que se llamaría Melpómene porque él era poeta y sentía que este bebé lo había inspirado como la musa al otro Horacio, y siendo yo una mujer tan musical, no podía más que ser la madre de una Melpómene. Insistí con vehemencia, primero con argumentos estéticos, que Melpómene suena a melaza con pomelo, a miel en pomo, a cualquier cosa ...

Basílica

Imagen
Basílica nunca supo si el nombre que la lleva puesta procedió de un edificio eclesiástico o de algún amor desmesurado de sus padres por la albahaca. De todos modos, ella ni siquiera se ha hecho tales cuestionamientos porque su mente responde a mandatos tribales más que a conjeturas. Las conjeturas, en tal caso, las he hecho yo al conocer su nombre entre culinario y celestial, danzante entre ojivas góticas y hojas verdes mezcladitas con tomates cherry y queso mozzarella de buena calidad, todo esto con un toque de aceite de oliva y sal a gusto. Basílica es Basi para sus patrones, para los hijos de sus patrones y para cualquier ser humano que no comprenda el alcance de llamarse nada más y nada menos que Basílica, con la inmensidad y la fuerza de la naturaleza que dicho nombre acarrea. Digo su nombre y no sé si oler incienso en la bella basílica de Santos Lugares o tentarme con una ensalada Caprese, que se escribe con una sola ese y no con dos. Basi limpia, es limpia, cuida, viene de lej...

Jimena

Imagen
Jimena tiene un nombre formidable, generoso, femenino, lleno de gracia. Es nombre de mujer feliz y no demasiado complicada en los niveles de complicación en que otras nos hallamos inmersas fuera de nuestra voluntad. Así avanza ella con su nombre de turrón y confituras finas, Doña Jimena, manjar de las bocas más pretensiosas. En una de sus andanzas, ella se cruza con David y ambos se enamoran perdidamente y sin remedio, pero ella está "casada con" o fue "cazada por" Iván, un hombre amable, lejano a la maldad y también distante de la pasión encendida. Jimena se ve reflejada en los ojos de David y comprende todo en un instante: Existe el alma gemela, y ahí está, frente a ella, frente a su blusa vaporosa que no permite disimular los latidos de ese corazón lleno de emoción. David le sonríe; ha visto por un movimiento de la mano de ella, el anillo de matrimonio y sabe que a menos que el mundo vuelva a ser creado, estas historias de caminos bifurcados, se repetirán etern...

Monna Lisa

Imagen
Cuando era demasiado joven para saber ciertas verdades universales archiconocidas, pensaba que ella era el logotipo del dulce de batata que mis padres y abuelos compraban para el postre. La hermosa lata redonda contenedora del premio para después de la cena, me hizo identificar a esta dama de sonrisa esbozada con el almíbar que bañaba ese dulce delicioso, que como todo, con los años fue cambiando. Para la nena de cinco o seis años que yo fui, La Gioconda era la señora que fundó la fábrica de dulces y ni se me ocurrió preguntarle a nadie si tal hipótesis era correcta, así que con mi teoría marché al colegio y escribí con total disposición, una redacción acerca de la vida de una viuda rica que se dedicó a fabricar dulce de membrillo, de batata, batata con chocolate y batata con guindas para no pensar en el marido muerto. Esa tarde o la siguiente, mi padre reveló el secreto y no me gustó que la de mi lata fuera una impostora. Muchos años después, cursando la materia Historia del Arte...