Nadia

Nadia, un nombre que en esta lengua de sonidos palatales suena parecido a nadie, nadie te va a querer, nadia te va a querer, nadie o nadia, lo mismo da... una NN dentro de su propio núcleo familiar, escondida bajo la pileta del lavadero, dentro de los roperos, alacena y cuartucho de las herramientas para no molestar, para pasar inadvertida, para evitar palizas, para ser realmente nadie, para ser nadia, no Nadia, sino nadia sin mayúscula. Pobre chica, qué cara de desgracia... los niños deberían tener motivos para reír siempre, nadie te va a querer nunca, la pobre, la pobre, la pobre, pobrecita.
Y Nadia decidió luchar cotidianamente contra esos mensajes negativos que la ponían por debajo del culo de la rana, six feet under. Ella empezó a decirse como un mantra sagrado todo lo opuesto de lo que recibía en su hogar psicótico-paranoide, para qué decir neurótico, sería demasiada benevolencia. Neurosis tenemos todos, pero psicosis, no. Nadia nunca fue un nadie sino un alguien, Alguien, ALGUIEN, aunque la hubieran ninguneado.
Una tarde en que ella andaba por el puerto, en pugna con sus pensamientos, cacheteando la memoria de tantos insultos, haciendo rebotar en los charcos lo malo y trayendo los recuerdos de los buenos momentos, sintió un golpe en su pecho, y ante ella pasaron los flashes con las escenas principales de su vida, viendo como en una película a los principales protagonistas del film Nadia espera, los que para bien o para mal, habían influído en su presente; los constructores y los destructores de la estructura de Nadia, y la música... sí, la música y la pintura. Cuánta belleza alrededor, cuántas plantas, con sus flores todas distintas, qué colores y formas, y los animales, qué fascinante universo, cuánto mundo por encima de la pileta de lavar, la alacena, los roperos y el cuartucho de las herramientas... qué hermoso puente sobre el río, y el cielo, qué combinación perfecta... sí, quiero volar, siempre quise volar y ahora puedo porque finalmente me han salido las alas... una mujer al otro lado del puente me mira espantada y me hace señas con los brazos, la pobre debe creer que me he vuelto loca, pero no, ella no sabe que me han salido las alas, cómo se va a soprender cuando me vea planear; saldrá a contarlo y no le creerán... Ahora soy libre y podré visitar el mundo y encontrarme con Él, ver todo, y respirar, y cuando llore de emoción, mis lágrimas regarán los campos y cuando ría, todos los desafortunados reirán conmigo, y cuando cante, los pájaros serán mi coro.
Allá voy, qué increíble.
Allá va Nadiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Comentarios
Es precioso eso que dices de los niños. Siempre tendrían que tener una sonrisa de oreja a oreja, vivir su entrada en el mundo con los ojos achinaos de tanta risa.
Jobta es curiosa, no me sale excepto trabajadora taquígrafa.
Un besote
golpea
Jerónimo
Si no fuera por la imaginación... desde lo más básico hasta lo más complejo, si la imaginación no está, se comienza a ver la realidad de forma muy plana y esa planicie termina aplastándonos a nosotros.
Jobta me remite a Job, el de la Biblia. Entonces, si decimos Jobtá, podría ser "Job está".
Lo de la taquígrafa me ha gustado... si me permites la idea para crear algo...
Un besote pa ti también;)
...
Gi,
Así es.
Beso-s :)
...
Jerónimo,
Mirá vos, yo pensaba en un padre y no en una madre cuando escribí el cuento, y vos asociaste a Nadia con su madre. Es interesante cómo cada cual interpreta distinto una obra. Me doy cuenta porque viste el final optimista, good for you!
un abrazo:)
Lucha!!!!!
Besos para no volvernos locos.
Besos para no volvernos locos.
Me recordó a la historia del patito feo que se convierte en un cisne bello y esbelto.
Sabes que mi sobrina, la hija de la hermana de mi esposo, se llama Nadia, tiene seis años, y su madre le puso ese nombre en honor a Nadia Comaneci; y es que a mi cuñada le apasiona la gimnasia rítmica.
Besotes voladores:)
Gracias por la primera oración y por pensar en la analogía con el patito feo. Sí, la verdad es que el maltratado y el destratado son como patitos feos; por suerte, a veces hasta se les revierte la situación.
Aclaro que me encanta el nombre Nadia; sólo fue un juego de palabras que necesitaba.
En cuanto a la Comaneci, el otro día la vi en el reality show de Donald Trump en People&Arts.
Yo también la admiraba mucho.
Besos, querida