Jimena tiene un nombre formidable, generoso, femenino, lleno de gracia. Es nombre de mujer feliz y no demasiado complicada en los niveles de complicación en que otras nos hallamos inmersas fuera de nuestra voluntad. Así avanza ella con su nombre de turrón y confituras finas, Doña Jimena, manjar de las bocas más pretensiosas. En una de sus andanzas, ella se cruza con David y ambos se enamoran perdidamente y sin remedio, pero ella está "casada con" o fue "cazada por" Iván, un hombre amable, lejano a la maldad y también distante de la pasión encendida. Jimena se ve reflejada en los ojos de David y comprende todo en un instante: Existe el alma gemela, y ahí está, frente a ella, frente a su blusa vaporosa que no permite disimular los latidos de ese corazón lleno de emoción. David le sonríe; ha visto por un movimiento de la mano de ella, el anillo de matrimonio y sabe que a menos que el mundo vuelva a ser creado, estas historias de caminos bifurcados, se repetirán etern...
Comentarios
El amor no es un patrimonio de la perfección. Por suerte es un sentimiento que nos traspasa la piel sin percatarse del color o de la belleza de la misma.
Lo maravilloso es vivirlo.
Un abrazo y felicitaciones por estas semblanzas tan de la vida real.
Besos
Jerónimo
Yo también prefiero que Ángela haya conocido la pasión, a que muriera sin saber lo que se siente y lo que se genera en la otra persona, enriqueciéndose ambas partes.
Gracias por todo; ya pasaré por tu blog porque tengo un par de cosas sin leer y realmente son letras balsámicas que aprecio.
Un abrazo fuerte
...
Jerónimo,
Puse la máscara veneciana para dar la idea de la belleza relativa (o de la fealdad). Primero habría que escuchar al otro, leerlo y por último, verlo.
Así es como se ve a la persona tal cual es, y no en orden inverso.
Creo que si bien la belleza superlativa física masculina o femenina es la entrada directa al éxito fácil y al veloz enamoramiento del otro, también a veces nos une con personas inadecuadas.
Los más comunes, los bellos a medias, los que no paran el tránsito vehicular (al menos no siempre), pueden irradiar más sensualidad y carisma que los hermosos, quienes suelen ser gente más fría, dado que como decía Platón, cuando se está demasiado consciente de la propia belleza, y pendiente de cuidarla y ad-mirarla, la persona no se toma tiempo para profundizar, y termina siendo tonta.
Coincido contigo, ya que más vale haber tenido un período de dicha y poder recordarlo, que no haber podido vivirlo por falta de oportunidades, por no haber logrado despertar algo precioso en el otro.
Besos
buen fin de semana.
¡feliz Navidad!