Ella se llama Enikö, el nombre femenino en húngaro que más me gusta, con el que llamaría a una hija mía que llevara apellido de ese origen. Entonces, contaré que Enikö sueña con paseos y viajes, pero no con paseos tontos caprichosos o viajes imposibles, sino con algo más sencillo y tal vez por eso, más difícil: Sueños compartidos. Hasta hace un corto tiempo, ella se acostaba cada noche pensando en un paseo particular que quería dar con Károly, su amante, un hombre muy ocupado y aunque con capacidad de disfrutar, siempre demasiado pendiente de la hora y de cómo maximizar el uso del día. En el sueño recurrente, él la tomaba fuertemente de la mano, como las madres llevan a sus niños para que no se les pierdan en medio del gentío, con ese temor de que al soltar, aquella manita ya no pueda ser más asible, nunca pero nunca más en esta vida, como si al desprenderse, se desconectara la energía de vida de ambas personas. Károly sujetaba tan fuertemente a Enikö, que con esa acción parecía q...
Comentarios
El amor no es un patrimonio de la perfección. Por suerte es un sentimiento que nos traspasa la piel sin percatarse del color o de la belleza de la misma.
Lo maravilloso es vivirlo.
Un abrazo y felicitaciones por estas semblanzas tan de la vida real.
Besos
Jerónimo
Yo también prefiero que Ángela haya conocido la pasión, a que muriera sin saber lo que se siente y lo que se genera en la otra persona, enriqueciéndose ambas partes.
Gracias por todo; ya pasaré por tu blog porque tengo un par de cosas sin leer y realmente son letras balsámicas que aprecio.
Un abrazo fuerte
...
Jerónimo,
Puse la máscara veneciana para dar la idea de la belleza relativa (o de la fealdad). Primero habría que escuchar al otro, leerlo y por último, verlo.
Así es como se ve a la persona tal cual es, y no en orden inverso.
Creo que si bien la belleza superlativa física masculina o femenina es la entrada directa al éxito fácil y al veloz enamoramiento del otro, también a veces nos une con personas inadecuadas.
Los más comunes, los bellos a medias, los que no paran el tránsito vehicular (al menos no siempre), pueden irradiar más sensualidad y carisma que los hermosos, quienes suelen ser gente más fría, dado que como decía Platón, cuando se está demasiado consciente de la propia belleza, y pendiente de cuidarla y ad-mirarla, la persona no se toma tiempo para profundizar, y termina siendo tonta.
Coincido contigo, ya que más vale haber tenido un período de dicha y poder recordarlo, que no haber podido vivirlo por falta de oportunidades, por no haber logrado despertar algo precioso en el otro.
Besos
buen fin de semana.
¡feliz Navidad!